En estas últimas semanas muchos hemos visto como nuestros gobernantes se limpian el arco del triunfo con el pueblo. Una vez más, nos dan atol con el dedo y gustosamente lo recibimos. Después de ver las maniobras asquerosas que estos mordidos hacen, no me queda más que recurrir a la fe. ¿Pero qué tipo de fe es la que puede sostenernos a los guatemaltecos en medio de tantos cagadales propios y ajenos? ¿Qué tipo de espiritualidad nos sostendrá cuando se nos caiga el cielo, si es que existe tal cosa?
Al ver el abuso de poder, y la descarada corrupción de nuestros gobernantes se me revuelven las entrañas. Pero más aún, me da asco ver que el resto de los ciudadanos, quienes nos quejamos de cómo están las cosas, también tenemos mucho que ver en el asco de la corrupción que hay. Escucho en todos lados que la culpa la tienen los que nos gobiernan. Sin embargo, me puse a pensar, y me di cuenta de un par de detalles. Primero, los gobernantes so electos “democráticamente”. Es decir, son escogidos y propuestos por el pueblo. Segundo, si los gobernantes son electos, ¿De dónde los elegimos? de la ciudadanía, creo… o por lo menos así me enseñaron en el colegio. Y, Tercero, Si los gobernantes son electos por, y salen de la ciudadanía, ¿De dónde viene la corrupción y el abuso de poder? De la ciudadanía!!!!!! Eso quiere decir, que con el hecho de cruzarnos el semáforo en rojo, y virar en U cuando no es permitido, contribuimos con el sistema corrupto y viciado. Es más, con el hecho de no parquearnos bien, o hacer el Alto completo en la intersección, ensuciamos más el nombre de nuestra patria, y le damos derecho a otros de llamarnos la “Ciudad más fea del mundo”.
Cuando caí en el veinte de esto, me dio un escalofrío que me subió desde donde la espalda pierde su glorioso nombre, hasta la coronilla, la punta de la cabeza. Esto es muy serio, porque realmente quienes tienen el poder de cambiar un sistema corrupto, podrido, y lleno de heces fecales, somos nosotros, los ciudadanos. Esto, me llevó a darme cuenta que tengo que re-orientar el trabajo que haré durante el resto de mis días como “Director de Desarrollo de Liderazgo”. Creo que la re-orientación tendrá que ser hacia el desarrollo de líderes, y ciudadanos responsables que son conscientes de que los actos pequeños tienen impactos profundos en la cultura. Es más, creo que mi trabajo será no sólo desarrollar líderes cívicos, sino que también hacer que la gente realmente se enamore de Guatemala.
Un escritor famoso, G. K. Chesterton, escribió acerca de roma: “Los hombres no amaban a Roma porque ella era grandiosa. Ella era grandiosa porque sus habitantes la amaban”. Eso quiere decir, que si creamos un grupo de personas que realmente aman a Guatemala, ¡Guatemala será grandiosa! El problema es que el amor no es un sentimiento. Es una decisión de buscar el bienestar de alguien más cueste lo que cuesto. Es decir, necesitamos más gente que busque el bienestar de nuestra ciudad, de nuestro país, cueste lo que cueste. Por esto, necesitamos una espiritualidad que nos permita sufrir, para que así podamos salir del sufrimiento sanando las heridas de batalla que nos infringieron. Es más, necesitamos una espiritualidad que nos permita sacar a la luz las heridas sangrantes de la guerra, el racismo, y la colonización internalizada de nuestras mentes. Si quieren unirse a mi para explorar juntos que significa esto. Comuníquense conmigo via Facebook.com/joel.aguilar.714 o via twitter @joelaguilar85. Enamorémonos juntos de Guate.
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